Triste, muy triste hay que ser para vender por adelantado un "intento de suicidio". Pero más triste tiene que ser tener la poca dignidad de presentarte en un plató de televisión para contarlo. Aramis, la bruja más bruja, mala y retorcida, que en sus tiempos mozos, además de buen tipo tuviera algo de credibilidad, ha decidido rentabilizar el impacto que tiene el suicidio de un famoso para llamar la atención.
Y lo triste no es que ella se mate, que a mí, sinceramente, me da bastante igual. ¿¿Pero que mate al gato?? Hay que ser muy hija de puta para bromear con la vida de un animal... y más con la de una madre. Claro, que muy prudente ella y aconsejada por cualquier periodista que haya cursado "Derecho de la Información", la vieja bruja especificó que cuando ella se tomó las 300 pastillas (no una ni dos), se quedó dormida...sin incitar por tanto al "suicidio" a su madre, algo que sería delictivo.
